Estoy a un par de
kilos de empezar la recta de los 80. Y sin embargo, aún no tengo claro si voy
por el buen camino.
Estoy empezando a sentirme de una manera… que en cierto modo
me asusta. Desde el segundo exacto que dejé los 100 kilos atrás, me he
transformado en un ser sediento de perder kilos. De pesarme al finalizar la
semana, y necesitar ver mínimo un kilo menos. Y en el caso de que no sea así,
arreglármelas como sea para perder lo que me falta en un par de días.
Últimamente veo cualquier reflejo de mi persona (ya sea en
una ventana, puerta, espejo) y tengo que desviar la vista rápidamente porque me
pongo de malhumor: “Si ahora peso 92 kilos, y me veo enorme, ¿cómo cojones
podía vivir pesando 118?” me repito una y otra vez. Hay días que examino mi
cuerpo, y tan solo me apetece adoptar un estilo de vida vegano hasta llegar a
los 60 kilos.
Y sí, puede que me esté obsesionando… Pero quizás es el comportamiento
que mi yo interno adopta automáticamente al ver que después de 10 años por fin
estoy cumpliendo mis metas; sin excusas, y sin volver a empezar; porque
simplemente, no he parado.
Quiero perder peso, y perder, y perder, y perder… Y quizás
mi preocupación esté en que si ahora no veo los resultados (al menos
física-visualmente, lo noto muy poco. Pero sí lo noto en la ropa), jamás los
llegue a ver como yo quiero verlos. He escrito esta última frase no muy
convencida y con los dientes apretados, porque sí que los llegaré a ver… Pero
aún me queda camino por recorrer. Y me refiero a que; una persona que pese 100
kilos, si pierde 10, es como una persona que pesa 70 kilos y pierde 3. Puede
empezar a notar los resultados en la ropa interior y etcétera, pero visualmente
tendrá que esperar un poco más. Tened en cuenta, que una persona que supera la
barrera de los 100 kilos (y contando con que mida unos 1’65cm) tiene en su
cuerpo más de 40 kilos de grasa sobrantes. No va a empezar a verse “bien”, como
de verdad quiere verse y con todas las letras, hasta que no haya perdido mínimo
la mitad.
Pero ojo, tampoco estoy diciendo que quiero perder 50 kilos
y pesar 40 y subir fotos de mis huesos diciendo que aún me veo gorda. No. Solo
ansío desorbitadamente llegar ya a los 80; porque después vendrán los 70… y los
60. Y repito; ansío desorbitadamente. Hoy por hoy, me controlo, y creo que soy
suficientemente inteligente para saber cómo hacerlo. Pero temo que uno de esos
días en que me vea reflejada en algún lugar, mi chip interno cambie.