viernes, 16 de agosto de 2013

Posibilidad de rechazo



Estoy con un debate interno permanente, y más últimamente, porque me ha dado por ver películas. Las “típicas” con “típicas” tías buenas y “típicas” actitudes de que hagan lo que hagan conseguirán sin ningún esfuerzo al “típico” protagonista. O por el contrario, es el protagonista, “típico” normalucho, que puede llevarse a la “típica” tía que cuesta encontrarle los dos dedos de frente, solamente siendo él mismo y demostrando que la belleza está en el “típico” interior… Pero solo cuando el prota es un tío. Muy típico todo. ¿Hay alguna película hoy en día que no sea típica y que el prota no obtenga como trofeo, a mujeres retrasadas?


Quizás es que me quema especialmente esa realidad que intentan vender en calidad cine. Porque luego, se quiera o no, el pueblo borrego capta esos ideales y los transforma al verdadero mundo real, en donde da igual que el tío sea gordo, feo y que solo piense en sexo, que podrá llegar a camelarse a una chica de buen ver. Pero... ¡Protesto señoría! ¿Qué pasa al revés? ¿Acaso estaría bien visto que una gorda adoptara las actitudes del caso anterior, sin ser rechazada? Si una chica de buen ver rechaza al gordo, es una “puta superficial”, y demás calificativos bien hermosos. Si un chico de buen ver rechaza a la gorda. ¿Qué es? Después de todo habrá que condenar a la chica obesa por haber tenido la osadía de siquiera pensar que podría haber tenido algún tipo de oportunidad.

 
Y luego me paro a pensar… ¿Y si lo que me inunda no es rabia por los cánones expuestos, sino envidia? ¿Tengo envidia de las típicas tías infumables que salen en películas y que pueden llevarse a cualquier tío al catre, en los primeros cinco minutos, y que el tío acceda cual oveja con enfermedades mentales? Puede ser. Porque al fin y al cabo, hoy en día, no encuentro una realidad más diferente que la que aparecen en las películas (bueno, sin tiros y todo eso “cienciaficcional”). A toda mujer le gusta ser deseada. No digo lo contrario. Pero otra cosa muy distinta es ser un objeto sexual de cine para atraer en masa al público en celo masculino.


 Me cuesta mucho encontrar películas que de verdad me ilusionen. Por eso cuando encontré la serie “My Mad Fat Diary” sentí la necesidad de compartirla con vosotras/os, porque te abre ese pequeño rayito de esperanza más allá del muro de la superficialidad
Y tampoco estoy demandando que hagan más películas en donde la prota sea gorda y tenga a un séquito de tíos buenorrísimos detrás. Solo que dentro de esas 100 películas típicamente iguales que hacen cada año, hayan un par en el que el género femenino sea “normal” y no actrices sacadas de la industria porno. Ejemplo de ello fue “La proposición”, una película que sí, puede ser la típica “comedia romántica americana” de primeras, pero que me encantó y me vería cincuenta veces más. La protagonista no es ni más ni menos que Sandra Bullock, que lejos de ser la típica tía buena, es una mujer normal y corriente, que arreglándose mejora sus virtudes. Y joder, , me encantó la película. Estuve todo el rato viendo cuánto le quedaba porque NO quería que acabase. Es la primera vez que me pasa con una película, porque también fue la primera vez que me transmitía esa “atípica” anormalidad de lo no-típico en una película. La primera vez que no me tenía que asquear porque los protas se enamoren nada más empezar, y ver agradablemente que no existe esa atracción sexual nada más cruzar la puerta del despacho. Saber que existe riesgo de rechazo. Esa es la clave, señores. Es lo que hace más falta en el cine hoy en día. Posibilidad de rechazo. Como en la vida misma.


martes, 13 de agosto de 2013

Problemas aparcados


    "Y el principe, nunca apareció..."

Como bien digo en el título, aparquemos el tema principe a un lado. Porque lo que verdaderamente tiene importancia en decirse es que... Me queda un suspiro para atravesar la barrera de los 100 kilos, y jamás he estado más orgullosa de mí misma, y de lo que he conseguido, que ahora. 

Prácticamente 20kg perdidos desde que decidí empezar una lucha constante, con bajones pero sin pausas, contra la obesidad.

Espero que a vosotr@s os esté yendo incluso mejor, superando día a día esas pequeñas metas que os proponéis. ¡Hasta la vista!

domingo, 4 de agosto de 2013

Problemas





Para quien haya solido venir a leerme en más de una ocasión, sabrá que hace tiempo escribí una entrada, llamada “El hombre, ese gran desconocido”, en el que explicaba cómo un amigo de una amiga mía se interesó en conocerme por verme en fotos de redes sociales. Si no la has leído y te importa mínimamente esta entrada, porque te aburres o no tienes otra cosa mejor que hacer que leer a la extraña Bradshaw, te aconsejaría leer esa entrada antes para enterarte un poco del percal.

Hace poco conocí a Eric. Sí, en persona. Yo creo que sobreviví porque estaba borracha. Prácticamente nunca me ha dado por salir por miedo a que me vean y que me juzguen, pero esa noche salí a por todas y sin ningún complejo encima (aún no sé el truco… cuando me entere, os lo contaré). Y digo que sobreviví estando en ese estado porque, si no hubiera tenido ese mínimo de chispeo en el cuerpo, probablemente no me hubiera atrevido ni a girar la esquina donde se encontraba.

Fue un encuentro… extraño. Más bien fuimos por mi amiga Zara, que hacía tiempo que no le veía y oh, qué casualidad, recibió un whatsapp de él diciéndole que andaba por la zona. Así que cuando Zara nos comentó el acto de ir a verle, no se me subió nada a la garganta porque básicamente iba ciega de cojones.

Lo poco que recuerdo… era su mirada atravesándome, pero por la mitad. Para las chicas que normalmente estén acostumbradas a ligar y tengan un cuerpito modesto, sabrán qué clase de mirada es esa. Porque es la típica mirada de cuando le puedes llegar a interesar a un tío. Y más cuando estamos rodeados de gente y haga lo que haga siempre tiene un ojo puesto en ti, descaradamente.

El encuentro solo duró unos cinco minutos o diez, porque con las mismas él entró al bar donde estaba y nosotros seguimos nuestra ruta de alcohol, pero…  Fueron suficientes como para estar creándome la película de mi vida. Sabía que en el fondo hubo una temporada pasada en la que quiso conocerme y que le atraía visualmente (hablemos de la cara, porque en su momento poco más pudo ver), y sumado a lo que estaba viviendo en ese momento… Fue lo que me hizo perder la cordura (la poca que me quedaba). Aparte, es el tipo de chico que te atrae por cómo es personalmente (típico malote rebelde protector, que pasa de novias pero suele tener aventuras bastante amenudo, y que extrañamente te atrae que sea así), independientemente de cómo esté físicamente (que nada mal.)

Todo esto viene porque el Sábado que viene lo voy a volver a tener que ver sí o sí. Y puede que el encuentro dure algo más de 10 minutos. Y yo ya estoy con el nudo en la garganta enlazado con el estómago por ese momento. ¿Por qué? Porque me creo falsas expectativas. Desearía ponerme mis mejores galas, e ir divina solo para que ese día me besara apasionadamente (¡Mi primer beso, por Dios!). Me conformo con ese día. Me conformo con entregarme a ese chico (al primer chico de mi vida) de la manera más light que existe. Porque nada deseo más que sentirme deseada, y poder llegar a atraer a alguien del sexo opuesto y de mi misma edad.

Pero mi parte realista me azota duramente… Todo lo anterior es lo que mi cabeza soñadora me está haciendo repetir en mi interior cual runrún, para alimentar toda esta fantasía y motivarme a perder 50kg para el Sábado y verme radiante. Pero… ¿Y si solo me estaba mirando porque estaba flipando que la tía que le pudo atraer en una foto, daba un asquete tremendo? Jajajajajajaja. Y que realmente me vea y pase de mi cara ese día. Que ni siquiera hablemos… No lo sé, por poder, es posible… Pero soy tan jodidamente masoca, no lo sabéis bien. El hecho de alimentar mi cerebro a fantasía pura aun a sabiendas que luego no puede pasar nada, me hace sentir plena y feliz, como si en cierta manera por pensar todas las posibles opciones que pudieran pasar las hicieran más reales, o más factibles.

También es lo que he estado haciendo toda mi vida… Soñar. No puedo cambiar ese hábito tan importante.

Supongo que ya os contaré el tercer capítulo de este culebrón. Con final triste, o feliz. Porque para bien o para mal, el Sábado será un final (dudo volverle a ver en un futuro, al menos de forma segura.)

Con respecto al peso, no me he pesado este fin de semana pasado, prefiero pesarme directamente el Sábado por la mañana, y poner todo lo que he perdido el Domingo + último capítulo de la telenovela.

¡Que os vaya bien, y sed felices!

Bradshaw

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...